martes, 4 de diciembre de 2012

CELIA VIÑAS Y AZARBE (2)




LA TRISTEZA ES HERMOSURA
La tristeza es belleza, es hermosura;
los insectos, las hojas, maravilla.
Un fauno silencioso nos procura
sorprender confidencia de semilla.

Respiras, y se funde de ternura
de la fruta dulcísima y sencilla
y en la lengua hay un tacto, una dulzura
de rubia exactitud, miel y vainilla.

Todo es fruta y racimo y es trizteza
de la piel tan piel que goza y siente,
del corazón dulcísimo y parado.

Y hay un sollozo largo, la pureza
del desnudo de estío duramente
cubierto por el pámpano dorado.

Celia Viñas, entre el recuerdo y la esperanza (Felip Munar, ed.)
OTOÑO
El otoño se riza y se desriza
con el tirabuzón de hoja y de viento.
El otoño se riza y sutiliza
el amor de verano y barlovento.

El otoño se riza y analiza
el recinto, la mano y el contento
y pone caperuzas de cebiza
en la danza del fauno soñoliento.

El otoño se riza y humaniza
el mar, la luna, el campo y el sarmiento
la hierba siempre verde y fronteriza.

El otoño se riza y hay un lento
gozar de la hermosura que eterniza
racimos, manos, piel y sentimiento.

Estos dos sonetos pertenecen al número 15 y último de la revista, ya en 1948. La revista viene sin fecha. Escribir en sonetos es un signo de la época. Hoy se denuesta el soneto y se considera -no por todos, afortunadamente-, como un atentado contra la libertad de la escritura. Es como si se considerara que la pintura abstracta es superior a la figurativa porque aquella es expresión de la libertad y creatividad del pintor y la figurativa es sometimiento a las formas. Si negar nada, el soneto es la máxima expresión conceptual del pensamiento y no sólo no es sometimiento a la forma sino la expresión de la máxima creatividad porque, precisamente, se vence a la forma una vez conseguido el dominio de la técnica. Pero, como el miedo es libre, allá cada uno con lo suyo. Y referente a Celia Viñas, lo que más daño le ha hecho ha sido el considerarla, desde Canción tonta en el sur, como poeta que escribe para niños. Como se dice de Clemencia Laborda. Y eso es una solución hallada por los recensionistas de libros, o sea, la crítica periodística. Porque, cuando se escarba, se encuentra uno cosas insospechadas. Por otro lado, en catalán ha aparecido hace poco el libro cuya portada ilustra esta entrada. Pero hay un trabajo anterior de María Payeras que se titula El linaje de Eva. Tres escritoras españolas de postguera: Ángela Figuera, Celia Viñas y Gloria Fuertes, Madrid, Sial, 2003, que no exige el trabajo de la traducción. No es lo mismo escribir para 500 millones de lectores que para un par de ellos. Aunque, como hay que conocerlo todo, por eso lo reseño.

José Luis Molina Martínez
Calabardina, 4 diciembre 2012.

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